miércoles, 5 de noviembre de 2008

"ORGULLO" EL MAYOR PROBLEMA DE UN LIDER

Observe un billete de 10 dólares y verá el rostro de Alexander Hamilton en el frente. Por el mérito de sus logros, Hamilton debería ser uno de nuestros mayores héroes nacionales. Considere su contribución a América:

• Héroe revolucionario de la guerra • Jefe de Personal de George Washington a la edad de 22 años• Primer Secretario del Tesoro de América• Co-autor de los Documentos Federalistas• Creador la Guardia Costera• Diseñador del sistema bancario y financiero de la nación• Arquitecto de un sistema de recaudo fiscal para lograr ingresos para el Gobierno de Estados Unidos• Constructor de la infraestructura de la economía industrial

Sin embargo, a pesar de demostrar el mayor conjunto de conocimiento legal, político y financiero de los padres de la nación, Hamilton no se sitúa entre los más grandes héroes de la historia de nuestro país. ¿Por qué? Orgullo.

Su presunción y su inhabilidad de tomar un insulto provocó el distanciamiento de aquellos que estaban a su alrededor y saboteó su carrera. Su ego literalmente lo mató. Demasiado vano para enmendar las diferencias con su compañero en la política, Aaron Burr, Hamilton recibió un disparo y murió en un duelo con Burr a la edad de 49 años.

Antes de profundizar en esta lección, me gustaría dar crédito a mi amigo Dave Anderson, fundador de LearntoLead.com. Muchos de sus pensamientos resuenan a lo largo de esta reseña.
Estoy de acuerdo con Dave cuando sugiere que el orgullo es el principal culpable de la ineficacia gerencial.

"Hay muchas razones por las cuales los gerentes fracasan. Para algunos, la organización crece más que ellos. Otros no cambian con los tiempos. Algunos se sobre extienden y trabajan arduamente y por muchas horas pero no inteligentemente. Muchos abandonan las prioridades y disciplinas que una vez los hicieron grandiosos y nunca regresan a ellas. Otros hacen elecciones que muestran un carácter pobre, pero todas estas causas que provocan el fracaso gerencial tienen una raíz en común: el orgullo.
En los términos más simples, el orgullo es devastador. No estoy hablando acerca del orgullo que una persona siente por su trabajo o sus logros. Hablo acerca del orgullo que infla nuestro sentido de autovaloración y distorsiona su perspectiva de la realidad". Dave Anderson.

Hay dos clases de orgullo, ambos bueno y malo. El "buen orgullo" representa nuestra dignidad y respeto por nosotros mismos. El "orgullo malo" es el pecado mortal de superioridad que hiede a presunción y arrogancia. Cuando su interior esta lleno de este orgullo, usted se convierte en alguien terco, inflexible, y que crea conflictos con los demás.

Los Problemas del Orgullo:

1. El orgullo no nos permite construir un equipo
Los líderes orgullosos fácilmente contraen el "Síndrome de Superman" y devalúan los beneficios del trabajo en equipo. Confían en su propia habilidad para resolver problemas y avanzar dentro de la organización. Cegados por su egocentrismo, los líderes arrogantes son incapaces de apreciar las fortalezas de otros.

2. El orgullo no nos permite aprender
Los líderes que están convencidos que lo saben todo no se preocupan por su crecimiento personal. Su ego los convence de que ya alcanzaron la meta y ya no buscan lecciones de vida en las personas y circunstancias que los rodean.

3. El orgullo cierra nuestra mente a la retroalimentación
El orgullo nos hace sordos a los consejos y a las advertencias de quienes nos rodean. Como Stephen Covey dijo una vez, "Se requiere humildad para buscar retroalimentación. Se requiere sabiduría para entenderla, analizarla y actuar apropiadamente". Sin humildad, la única opinión que nos interesa es una sola – la nuestra.

4. El orgullo no nos permite admitir nuestros errores
El Duque de Wellington en una ocasión se dirigió altaneramente a uno de sus oficiales, "Dios sabe que tengo muchos defectos, pero estar equivocado no es uno de ellos". El orgullo no acepta el fracaso. El líder egoísta culpa a otros por los errores, los justifica como inevitables o se rehúsa a reconocerlos.

5. El orgullo no nos permite hacer cambios
El orgullo será la causa de que los líderes prometan lealtad al status quo en lugar de abrirse al cambio; especialmente si el cambio altera el sistema que ellos construyeron. Ya que los líderes sienten una inversión emocional en su propio trabajo, justificarán la forma en que viven con sistemas que ya no funcionan antes que admitir un cambio.

6. El orgullo fomenta elecciones pobres de carácter
Debido a la arrogancia, la ignorancia o un poco de las dos, los líderes comienzan a tomar atajos que comprometen sus valores. En su vanidad, ellos piensan que están por encima de las reglas o que son demasiado listos para ser atrapados.

Como seres humanos con defectos, caemos en la trampa del orgullo de vez en cuando. Sin embargo, si fallamos en reconocer el error del orgullo y no cambiamos el curso, este condenará nuestro liderazgo. El orgullo es un defecto de carácter fatal y los líderes que dejan legados tienen su carácter en el tacto. Los líderes que fallan en eliminar su orgullo se encontrarán con su final. No es una suposición, es una garantía. Con orgullo, no es asunto de "si" fallamos, si no "cuando". No hay excepciones.

7. El orgullo no nos permite alcanzar nuestro potencial
Para que los líderes alcancen su potencial total, deben estar concientes de las áreas que pueden mejorar. Desafortunadamente, el orgullo bloquea una auto evaluación honesta y previene a los líderes de encontrar el camino hacia un mejor desempeño.

8. El orgullo destruye las relaciones
Lo opuesto a amar a los demás no es odiarlos si no más bien obsesionarse con uno mismo. Cuando nos convertimos en seres ensimismados, no nos permitimos disfrutar las relaciones que tenemos en nuestra vida. Lo que yo llamo "El principio de la celebración" dice que la verdadera prueba de las relaciones no es qué tan leales somos cuando nuestros amigos fracasan si no cuanto nos emocionamos cuando ellos triunfan. Si no podemos emocionarnos con los logros de nuestros amigos, es mejor que hagamos una búsqueda profunda en nuestra alma.

9. El orgullo distorsiona su perspectiva de la realidad
Ver la vida constantemente a través del lente de la ambición egoísta le da color a la visión del líder. Muchos problemas en los negocios son causados porque el ego interfiere con el juicio. Las elecciones que deberían ser claras para un líder se nublan por una obsesión de auto progreso.